miércoles, 30 de noviembre de 2011
Erase una vez el amor pero tuve que matarlo-
viernes, 25 de noviembre de 2011
El Leteo.
Estamparé mis besos sin descanso
martes, 8 de noviembre de 2011
Tango infinito
Volverás
Hoy fue la noche quien lo dijo
Hoy la noche cayó del caballete
Y la ventana entró pintando
Lunas azules en mi cuarto
Volverás
Aunque Porque
La noche mienta La noche inventa
Entresilencios
la suma de los vientos en lo alto
y descienden verticales por la cruz
a la hoguera de los no deshabitados
quieres palabras (el día las destruye)
yo quiero darme (el árbol coge sueños)
la sombra de una hoja en esas nubes.
No puedo verme en esos ojos que todo lo distraen,
lluvia mujer sol y gris de abril que estira un canto,
un páramo que tras la voz desaparece llama
-es un espectro- va el traje maquillado y la sonrisa-
tiene el rostro de un dios –alguien se cruza-
o te comparte –es la infinitud de la nostalgia.
Porque soy de esas mañanas que desgarran
la suma olvidada de los vientos
quiero palabras (el día está contigo)
tú quieres darte
la sombra de una hoja en esos sueños.
En el sereno cuaderno de la paloma y la muerte,
en el deseado retiro de la uva y el pez,
con la sed de las rosas en tu nombre me persigno.
Un árbol como nubes –tu recuerdo- me cobija.
PABLO URQUIZA (Argentina)
viernes, 28 de octubre de 2011
INSOMNIOS
por que sabía que estaría llena de vacíos y de tí.
lunes, 3 de octubre de 2011
Hasta mañana.
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos.
Mi pesadilla es siempre el optimismo:
me duermo débil, sueño que soy fuerte,
pero el futuro aguarda. Es un abismo.
No me lo digan cuando me despierte.
Arco iris.
A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea.
Sonríe
cual si fuese
una revelación,
y su sonrisa anula
todas las anteriores,
caducan al instante
sus rostros como máscaras,
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo,
su boca de morder,
su mentón de capricho,
sus pómulos fragantes,
sus párpados,
su miedo,
Sonríe
y usted nace
asume el mundo,
mira
sin mirar,
indefensa,
desnuda,
transparente.
Y a lo mejor..
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro,
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse,
sin deseperarse,
sin convocar la muerte,
ni sentirse vacía.
Llorar
sólo llorar.
Entonces su sonrisa
si todavia existe
se vuelve un arco iris.
Mario Benedetti.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
martes, 20 de septiembre de 2011
Lección de Música.
Tu cabello es una bandada de chupaflores,
tu cara es un espejo mágico,
tu sonrisa es un gol olímpico,
tu mirada es un 5 en álgebra,
tus manos son una par de mariposas,
y tus pies dos caballitos blancos.
Serías perfecta si tu corazón no fuera de piedra.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Mi fiesta.
sábado, 3 de septiembre de 2011
Canción de la vida profunda.
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar...
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría...
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar...
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal;
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír...
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver;
un día en que discurren vientos ineluctables...
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!
Porfirio Barba Jacob.
viernes, 15 de julio de 2011
Pasolini...
si la noche tiene un sabor de noches futuras, ...
si una siesta de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo,
ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mí toda la vida...
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.
sábado, 9 de julio de 2011
Balada del ausente.
Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.
Juan Carlos Onetti.
El soliloquio de zorro azul.
Soy un zorro azul que vive en una granja gris.
Condenado a la muerte por mi color,
detrás de estas rejas de alambres a prueba de mordiscos
no me siento nada de contento con mi color azul.
Oh Dios, ¡yo quiero cambiarme de piel! Quemarme
como un demente hasta descuerarme a mí mismo,
pero mi exuberante y tieso pelo azul se filtra por mi piel.
¡Cómo aúllo! , ¡desesperadamente lanzo alaridos!
igual que las peludas trompetas del Juicio Final
implorando a las estrellas deseando ser libre para siempre
o al menos sacarme esta piel de una vez por todas.
Alguien que paseaba por aquí oyó mi aullido
y lo metió en un máquina grabadora. ¡Qué estúpido!
¡Él no sabe ni siquiera aullar pero seguro
comenzaría a aprender si lo agarran y lo encierran aquí!
Me caí al suelo, moribundo.
Y quien sabe por qué no me morí.
Me vino una depresión como si tuviera mi propio Dachau
pero ya lo tenía muy claro: jamás escaparía.
Una vez, después de comerme un pescado podrido,
me di cuenta que la jaula estaba entreabierta
y me lancé hacia el abismo
con la imprudencia de un ingenuo cachorro.
Una cascada de perlas lunares pasaron por mis ojos.
¡La luna era un círculo! Y ahí me di cuenta
que el cielo no estaba dividido en segmentos cuadrados
como yo me lo imaginada viviendo dentro de una jaula.
Pedazos de hielo flotantes de Alaska había por todas partes
de los que logré esquivar aún estando enfermo
pero sabiéndome libre algo cambió dentro de mis pulmones
por todas las estrellas que me había tragado.
Hice travesuras, ladré cosas hacia los árboles
que no tenían ningún sentido. Fui yo mismo.
Y hasta la misma brillante nieve tenía miedo
de que yo tuviera un color tan azulado.
Mi madre y mi padre no se amaban
pero se casaron de todas maneras.
Cómo me gustaría encontrar una hembra
con la que pudiera rodar y volar por la nieve.
Ahora me siento cansado. Hay demasiada nieve por todas partes.
No puedo levantar mis pesadas patas.
No he conseguido amigos ni tampoco hembras.
Un niño cautivo es muy débil para ser libre.
El que nació en una jaula sentirá nostalgia por su jaula.
Horrorizado me di cuenta de cuánto la amaba
y el espacio donde me escondían detrás de una reja,
ese lugar que era una industria de pieles, mi tierra natal.
Entonces regresé exhausto y golpeado.
Un poco después la jaula fue sellada
y mi sentimiento de culpa se transformó en rencor
pero el amor me protegió mágicamente contra el odio.
Es cierto, las cosas han cambiado en la granja de pieles.
Acostumbraban a asfixiarnos en sacos.
Ahora nos matan de una manera más moderna,
nos electrocutan. Todo es maravillosamente ordenado aquí.
Contemplo a la cuidadora que es una muchacha esquimal.
Su mano se posa amigablemente sobre mí.
Sus dedos rascan la parte detrás de mi cuello.
Pero una tristeza parecida a la de Judas hay en sus ojos angélicos.
Ella me cuida de mis enfermedades
y por nada me dejará morir de hambre,
pero yo sé que cuando llegue la hora, implacablemente
ella me traicionará cumpliendo su trabajo.
Con un poco de humedad en sus ojos
ella sacará el collar de mi cuello cantando bajito:
“¡Hay que ser humano con los empleados! En la Oficina
de Ejecuciones del Instituto de la Granja de Pieles.
Me encantaría ser ingenuo como mi padre
pero nací en cautiverio: yo no soy él.
El que me da de comer, me traicionará
El que me cuida como animal doméstico, me matará.
(1967)
lunes, 4 de julio de 2011
jueves, 9 de junio de 2011
Abraza la oscuridad.
la locura es el dios
la paz permanente de la vida
es la paz permanente de la muerte.
La agonía puede matar
o puede sustentar la vida
pero la paz es siempre horrible
la paz es la peor cosa
caminando
hablando
sonriendo
pareciendo ser.
no olvides las aceras,
las putas,
la traición,
el gusano en la manzana,
los bares, las cárceles
los suicidios de los amantes.
aquí en Estados Unidos
hemos asesinado a un presidente y a su hermano,
otro presidente ha tenido que dejar el cargo.
La gente que cree en la política
es como la gente que cree en dios:
sorben aire con pajitas
torcidas
no hay dios
no hay política
no hay paz
no hay amor
no hay control
no hay planes
mantente alejado de dios
permanece angustiado
deslízate.
Los poetas apenas transcriben lo que otros poetas ya dijeron
Claudio Willer.
jueves, 2 de junio de 2011
Ya no será ya no.
Un perfil de Idea Vilariño
¿Quién era usted?
De quien dicen que plantaba jardines y los hacía florecer allí donde viviera. De quien dicen que era dura, implacable y hermosa, hermosa, hermosa. ¿Quién era usted, huérfana de madre, huérfana de padre, huérfana de hermano? Violinista. ¿Quién? Asmática, enferma de la piel, enferma de los huesos, enferma de los ojos. Profesora. Quién era usted, usted que hablaba poco y que habló tanto –tanto– de un solo amor de todos los que tuvo: de uno solo.
Quién era usted. Usted, el haz de espadas. Usted, que dejó trescientas páginas de poemas, nada más, y sin embargo. Usted, que se murió en abril y en 2009 y que a su entierro fueron doce. Usted, que dejó una nota: “Nada de cruces. No morí en la paz de ningún señor. Cremar”.
Usted: ¿quién era?
“No fue un acto de multitudes”, decía el artículo del diario El País, de Uruguay, que anunciaba que el 28 de abril de 2009 había muerto Idea Vilariño. Tres meses más tarde, el 24 de julio, el suplemento Cultural del mismo diario le dedicaba una edición completa, y la nota de portada firmada por Rosario Peyrou comenzaba citando una frase del crítico Emir Rodríguez Monegal: “Algún día seremos recordados como los contemporáneos de Idea Vilariño”.
“Gaspara Stampa, la gran poeta italiana del Renacimiento, quería ‘vivir ardiendo sin sentir el mal’. A Idea Vilariño solo le fue concedido lo primero”, decía Juan Gelman en Idea Vilariño o la memoria de mañana. Soledad “como una sopa amarga”, escribía Idea Vilariño. Que era poeta, que era uruguaya.
Pero quién era.
–Le encantaban las plantas y las fotos –dice Ana Inés Larre Borges,
editora del libro Idea Vilariño. La vida escrita (Cal y Canto, 2008)–. Fotos de ella misma tenía muchísimas, las atesoraba. Creo que tuvo siempre una gran conciencia de sí. Como que cada gesto, cada decisión en su vida, era de quien se siente un personaje, una artista.
–Podía ser muy payasito –dice Numen Vilariño, su hermano menor, ahora de 80 años– pero también truculenta. Siempre con una gran fineza, pero era brava, inflexible. Llegaba hasta la crueldad con ella misma. En sus cosas, sus amores, era exigente hasta el odio. Nunca vi a nadie cambiar tanto de apego, desde sus compañeros de trabajo hasta sus amores. Eran siempre como apariciones fugaces de las que después no se sabía nada...
http://elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1648&pag=1&size=n
domingo, 29 de mayo de 2011
Ex Amigo.
viernes, 13 de mayo de 2011
Noche sin fortuna.
Infección.
***
Odio a todas las putas por andar vendiendo adoraciones falsas en todas sus casas y sus calles.
Odio las misas mal oídas... odio todas las misas. Me odio, por no saber encontrar mi misión verdadera. Por eso me odio... y a ustedes les importa?
Si, odio todo esto, todo eso, todo. Y lo odio porque lucho por conseguirlo, unas veces puedo vencer, otras no. Por eso lo odio, porque lucho por su compañía. Lo odio porque odiar es querer y aprender a amar. Me entienden? Lo odio, no he aprendido a amar, y necesito de eso. Por eso, odio a todo el mundo, no dejo de odiar a nadie, a nada...
a nada
a nadie
sin excepción!
martes, 19 de abril de 2011
Epilepsia.
En aquella especie de eternidad pendiente de un hilo sentí que todo estaba justificado, supremamente justificado; sentí mis guerras interiores, que habían dejado esa pulpa y esos despojos; sentí los crímenes que bullían allí para surgir mañana en titulares sensacionales; sentí la miseria que estaba moliéndose a sí misma con almirez y mortero, la larga y triste miseria que se derrama gota a gota en pañuelos sucios.
En el meridiano del tiempo no hay injusticia: sólo hay la poesía del movimiento que crea la ilusión de la verdad y del drama. Si en cualquier momento y en cualquier parte se encuentra uno cara a cara con lo absoluto, la gran simpatía que hace parecer divinos a hombres como Gautama y Jesús se enfría y se desvanece; lo monstruoso no es que los hombres hayan creado rosas a partir de este estercolero, sino que deseen rosas... Por una razón u otra, el hombre busca el milagro y para lograrlo es capaz de abrirse paso entre la sangre. Es capaz de corromperse con ideas, de reducirse a una sombra, si por un solo segundo de su vida puede cerrar los ojos ante la horrible fealdad de la realidad. Todo se soporta —ignominia, humillación, pobreza, guerra, crimen, ennui— gracias al convencimiento de que de la noche a la mañana algo ocurrirá, un milagro, que vuelva la vida tolerable. Y mientras tanto un contador está corriendo en su interior y no hay mano que pueda llegar hasta él para detenerlo.
Mientras tanto alguien está comiendo el pan de la vida y bebiendo el vino, un sacerdote sucio y gordo como una cucaracha que se esconde en el sótano para zampárselo, mientras arriba, a la luz de la calle, una hostia fantasma toca los labios y la sangre está pálida como el agua. Y de ese tormento y miseria eternos no resulta ningún milagro, ni un vestigio microscópico de milagro. Sólo ideas, ideas pálidas, atenuadas, que hay que cebar mediante la matanza; ideas que brotan como bilis, como las tripas de un cerdo, cuando lo abren en canal.