lunes, 31 de diciembre de 2012

Se sangraba a diario.



Para la niña no hubo más ropa nueva de cumpleaños, ni de navidad. Dolían los ojos y las venas incluso al almorzar juntos en la mesa.
No hubo más nada desde el día en que papá le arrebato el libro y leyó dos líneas de la máquina de follar de Bukowsky, que en su cabeza tan pero tan cerrada sólo significaba que la niña de la casa a la que habían mimado y dado tanto gusto, ahora era un monstruo.

Después de eso, cada día en la casa fue peor. Se lloraba y se sangraba a diario y la niña tenía que esconder mejor los cigarrillos y las cartas de amor que se escribía con otras niñas.

El papá pensaba siempre por la noche en que con los dos niños no se había equivocado, los había educado tan bien que ni siquiera se metían en las peleas del papá y la niña en las que la mamá entraba al final sólo para dar los últimos golpes; el papá se hacia masajes con los dedos en las cienes y se preguntaba porqué en lugar de esculcar en los cajones de los calzoncitos y los brasieres de la niña, no había abierto sólo uno de los muchos libros que ella tenía regados por toda la casa…

A el papá no le cabía en la cabeza como la niña le había saltado de las manos. Del cuerpo. De la casa. Del mundo.
La niña ya ni siquiera le creía en dios.




J.C



domingo, 30 de diciembre de 2012

Todo lo contrario.

Colecciono pronósticos
anuncios y matices
y signos
y sospechas
y señales

imagino proyectos de promesas
quisiera no perderme
un solo indicio

ayer
sin ir más lejos
ese ayer que empezó siendo aciago
se convirtió en buen día
a las nueve y catorce
cuando vos
inocente
dijiste así al pasar
que no hallabas factible
la pareja
la pareja de amor
naturalmente

no vacilé un segundo
me aferré a ese dictamen

porque vos y yo somos
la despareja.


Octubre 3, 2011.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Las pisadas.

1923

La mujer ha pasado
pero sus pasos
se quedaron sonando para siempre dentro de mí.
¿En qué seres ya muertos
repercutiría el ruido de sus pasos
cuando era niña?


Luis Vidales.



miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ni siquiera eres como todas. Eres todas.



–Quizás se trate de esto de no tenerte y no comenzar a entenderte. Esto de no tenerte y perderte al mismo tiempo.
O es esta pésima costumbre que tengo de acercarme a quienes están lejos de mí o a quienes se van a ir.

–¿Te molesta si fumo? –Ella no fuma, pero lo enciende, juega con el cigarrillo entre sus dedos y simula darle besos al humo.

–No, para nada. –Se rebusca en los bolsillos encontrando pelusas y tres moneditas.

–Estoy tratando de dejarlo.

–Entiendo. Yo apenas empiezo, por eso no tengo apuro.
Dime, ¿se supone que vienes o te vas?, ¿piensas aclararte o desvanecerte?
Porque yo ya estoy cansado de perseguir ideas borrosas y pretender que el no tener raíces me vuelve parte de un jardín colgante.

–Quizás un arbusto rodante.
Y sobre mí, todavía no sé.
¿Tú qué crees?

–Sobre ti no sé ni creo nada.
Ni siquiera eres como todas. Eres todas.
Y la culpa no es tuya. Soy yo quien se está convirtiendo en una sucesión de eventos idénticos y eso no me alegra en lo absoluto.
Detesto repetir las cosas.
Todo esto bien te lo podría decir en la cara, si existieras.
¿Existes?

.

Ella se ha borrado del todo. Él trata de dibujar su silueta con lo que queda del humo.







existes, bajo una tumba.
Muerta.

¿Por qué no viniste?



¿Por qué no viniste?

Me hiciste comprar dos boletas
para ver esa película de gangsters
y te estuve esperando todo el tiempo en la
puerta del teatro.

¿Por qué no viniste?

Dos chocolatinas con avellanas
se quedaron sin hacer nada en mi bolsillo,
mientras la película me llegaba hecha sonidos,
ulular de sirenas, estruendo de pistolas,
graznido de misterioso animal mecánico
y una voz que de pronto dice garling.

¿Por qué no viniste?

Me hiciste comprar inúltimente una barra
de Halls Mentol – Lyptos para perfumarme el aliento
y estrené en balde la camisa con
el dibujo de un dragón que tenía reservada
para el día en que el Deportivo Independiente
Medellín ganara el campeonato nacional de fútbol.

¿Por qué no viniste?

Me quedé en la puerta del teatro hasta el final
de la película y luego regresé a mi casa por las
calles más oscuras y solitarias como si fuera un
gato ciego obligado por su condición a comprar un
bastón blanco puesto en venta por una pandilla de
ratones y que para conseguirlo entregó a cambio dos
boletas inútiles, una barra de Halls Mentol – Lyptos
ligeramente usada, dos chocolatinas derretidas
y unas inmensas ganas de llorar.


Jairo Aníbal Niño.



Ese día, después de tanto tiempo,
no viniste; y no lo voy a olvidar.



domingo, 16 de diciembre de 2012

¿De qué modo te quiero?

¿De qué modo te quiero? Pues te quiero
hasta el abismo y la región más alta
a que puedo llegar cuando persigo
los límites del Ser y el Ideal.

Te quiero en el vivir más cotidiano,
con el sol y a la luz de una candela.
Con libertad, como se aspira al Bien;
con la inocencia del que ansía gloria.

Te quiero con la fiebre que antes puse
en mi dolor y con mi fe de niña,
con el amor que yo creí perder

al perder a mis santos... Con las lágrimas
y el sonreír de mi vida... Y si Dios quiere,
te querré mucho más tras de la muerte.


Elizabeth Barret Browning


sábado, 15 de diciembre de 2012

La luna llena

Miro la luna llena
y compruebo que la ausencia
tiene forma
de una brillante y triste rueda de bicicleta


Jairo Aníbal Niño.


Te has ido


Te has ido 
Y una luna sucia flota sobre el agua
Te has ido 
Y ya no me queda nada por hacer;
Solamente meterme al lago,
Coger con cuidado a la luna sucia 
Y limpiarla con mi manga.



Jairo Aníbal Niño.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los cabellos empapados.

Los cabellos dejan de gotear fiesta,
empiezan a gotear cenizas,
las cenizas de la fogata que no recuerdo.

La muerte que no se resiste.
la fotografía que no se reveló.



J.C



jueves, 6 de diciembre de 2012

Una letra



Ya no existes,
eres un dibujito,
una borradura en mi pelo.


Eres un poema,
una letra.


Eres la desaparición
y la búsqueda.



 Diego Ramírez Gajardo.