Medellín a solas contigo:
Quisiera vivir en medio de
este esplendor de fuerza, sol y
poesía.
Pero tal vez no.
Esta violencia desencadenada
terminaría por matarme,
es demasiado inhumana.
Mi alma también ama
la pobreza, la aridez y las piedras.
Mi dicha muere en el exceso.
Y esta belleza es perfecta.
La felicidad tendría aquí su reino,
pero también una muerte melancólica.
El corazón necesita ausencias
para alimentar el deseo.
Gonzalo Arango.
Hoy no cabe la ciudad en mis ojos,
tampoco su mugre
su gente
su humo con pupilas de cemento,
hoy la ciudad no cabe en mí
ni mis pasos en ella.
Hoy la ciudad parece un vicio que
se fuma,
que se tiembla
tiemblo sus restaurantes chinos
tiemblo sus mueblerías
tiemblo su pavimento con grietas
tiemblo los pasos de los carros vacíos,
hoy la ciudad me funde.
Hoy la ciudad no cabe en la ciudad,
ni yo en ella,
ni en sus masas,
ni en sus calles.
Hoy el cielo de la ciudad
no
anochece,
viola
hoy la luz amarilla de la ciudad
no
alumbra,
viola
hoy el sonido turbulento de la ciudad
no
aturde,
viola.
Hoy la ciudad no
cabe en mis ojos
ni en los carros fúnebres que
recorren sus vías.
Hoy la ciudad ha muerto y yo
con ella.
(en ella)
(por ella)
J. Clavélez que llora.