Ya casi, el 4 de algún marzo, de atrás, de adelante de hoy, las palabras encontraron venenos, encontraron silencio, el yo aquel y caímos en desencuentro, en la intolerancia del mundo tricolor lleno de sangre y cocaína.¿ dónde estas señora muerte?, mira que el niño no puede suicidarse, mira que escribo sin comas ni puntos, mira adentro, bien adentro, que esta vida de los hombres es un desconcierto. No te vayas no te vayas.
Vuelvo yo de oír puras complacencias, vuelvo sin mucho sueño, sólo porque ya han llegado las 4, la hora, según la legalidad, de estar en calma.
Atraviesa verticalmente todas las posibilidades de precocidad. Ya pagarás el precio: a los 19 años no tendrás sino cansancio en la mirada agotada de capacidad de emoción y disminuida la fuerza de trabajo.
Alguien que pasara ahora y me viera el pelo no lo apreciaría bien. Hay que tener en cuenta que la noche, aunque no más empieza, viene con una niebla rara. Y además que le hablo de tiempos antes y que... bueno, la andadera y el maltrato le quitan el brillo hasta a mi pelo.
Le gustaba ser mirada. No resistía que la tocaran. Ella fue hasta donde llega mi conocimiento, la primera del Nortecito que empezó esta vida, la primera que lo probó todo. Yo he sido la segunda.
Soy rubia. Rubísima. Soy tan rubia que me dicen: "Mona, no es sino que aletee ese pelo sobre mi cara y verá que me libra de esta sombra que me acosa"
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