Aprendo la desesperanza
por encima de los sueños,
soy quietud que se expande como
la raíz de un árbol,
mis piernas apenas y pueden bailar
con tanto alboroto en la calle,
un Chopin y un auxilio para mi desgracia,
por favor, por favor
que alguien venga a decir mi nombre.
Sofía.
Tomado de: https://nadanuncanadie.wordpress.com/page/2/
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