La noche está fría
y la ventana está abierta,
el edredón en el piso
y sus piernas envueltas en mí.
Los cabellos de su cuerpo tan templado,
calentando el mío;
mi boca yéndose por poemas
sus dedos rectificando mis montañas.
Es una noche más
entre semana,
y yo le leo uno de los libros de
nuestro nochero café,
como ya son las 11
nos desvestimos del mugre del día,
para entrar a la casa de nuestro sueño.
Leo en voz alta,
páginas, muchas páginas
en tonos que empiezan a parecer un baile,
ya luego hay besos suaves
y los poemas siguen
ya pronunciados mejor
por nuestros cuerpos.
La noche está fría
y llueve dentro de
nuestra cama
luego todo es silencio.
Y la madrugada triste
y opaca.
Y Roída
por trabajo
y los cables de teléfono
que llora nuestra ventana.
J.Clavélez.
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