Había una mujer que siempre soñaba con otra mujer, cada vez
que la primera mujer cerraba los ojos, tenía la imagen de la segunda mujer
entre sus parpados, la primera mujer soñaba con que ella y la segunda mujer
vivían juntas y en como era su cara al amanecer a su lado, la primera mujer planeaba
muchas maneras de despertarse sin despertar a la segunda mujer para ir y lavarse
la cara y organizarse el cabello porque quería que ella (La segunda mujer) abriera
los ojos y se enamorara. La primera mujer soñaba con que la segunda mujer llegaba
a la casa que compartían y la encontraba en el baño, metida en la ducha, con
ropa y con un cigarrillo en los labios y en que en seguida se quitaban la ropa
y hacían el amor y después llegaban tarde a una de las fiestas familiares de la
segunda mujer.
Pero la primera mujer también tenía pesadillas, siempre la
misma…
La primera mujer soñaba con qué un día la segunda mujer le
hacia caso a las personas que le decían que la primera mujer la estaba
estancando porque casi siempre estaba borracha, soñaba con que la segunda mujer
se cansaba de que la primera mujer no la dejara pensar en los negocios, soñaba
que un día la segunda mujer la dejaba a ella para conseguirse una tercera mujer
que también como ella (la segunda mujer) hablara otro idioma y quisiera irse
para otro país.
La primera mujer sentía a la segunda mujer muy lejos y muy
fría.
Soñaba con que se congelaban en el tiempo, soñaba con que
los ojos negros de la segunda mujer ya no la miraban para saber si sí estaba
ahí, porque los ojos negros de la segunda mujer tenían que preocuparse por la
tercera mujer. La primera mujer tenía sueños dentro de sus sueños, en esas pesadillas soñaba con cómo antes, la
segunda mujer la miraba con sus ojos negros siempre, para saber que la primera
mujer estaba ahí, soñaba en como antes la segunda mujer sentía tanto miedo
cuando iba a parpadear porque pensaba que tras ese leve apagón de luz iba a
encontrar un espacio vacío que debía de estar lleno con la primera mujer.
La
primera mujer se despertaba sudando, porque en sus sueños sentía como si para
la segunda mujer, ella (la primera mujer) fuera sólo una aparición de poquitos
colores, se despertaba pensando que cada día la segunda mujer iba a dejar de
interesarse por sus días, a los que la primera mujer prefería llamar
constelaciones.
La primera mujer soñaba con que ella y la segunda mujer eran
una bufanda, que ella y la segunda mujer eran un montón de hilos entrelazados y
que si una se movía se iba a deshacer la bufanda de sus vidas, la primera mujer
tenía pesadillas en las que sentía que ella y la segunda mujer eran hilos de
papel, y que cada lagrima que caía de la primera o de la segunda mujer, con o
sin gusto, hacía que se desgastara más y más…
La primera mujer soñaba que perdía a la segunda mujer, que
la alcanzaba, que la amaba. La primera mujer no podía ni imaginar como sería
estar sin la segunda mujer, si un día soñaba que se iba, al día siguiente
soñaba que volvía.
Antes, la primera mujer nunca había soñado con la segunda
mujer, pero después, no sabía como soñar sin estar soñando a la segunda mujer.
J.C
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