Ya no llegas a mí. Tú ya no vienes
a ver mis libros y a leer mis flores,
no me enseñas la flor de tus amores, que en la maceta de tus manos tienes.
Si vieras cómo tengo ya las sienes
de esperarte en mis trágicos temblores, ¡pero cómo, dolor de mis dolores,
con mis largos dolores te entretienes!
Paso las horas sin oír tu paso,
me las paso mirándote en mi vaso, y me las paso con la luz alerta.
Así las paso, que si no te veo,
mañana encontrarás, mañana, creo, mi elegante cadáver en tu puerta.
Ciro Mendía
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