sábado, 24 de noviembre de 2012

23 de noviembre, 2012.


Noche de una borrachera perpetua. Hubo vomito. El vomito de más colores que dejó todo con un olor a ácido y besos de noche.

Besos de noche en la mitad de parques llenos de estúpidos; pero ellos no existían. Sólo existía el olor, y los colores, y los cabellos, y el chocolate, y las fresas. Sólo existíamos en la mitad de la decadencia y el sabor a madera y podredumbre.

No fue el mismo lugar de siempre pero sí las mismas imágenes, teníamos en los ojos cintas de encaje para ver sólo el amor y nuestras manos, cintas de encaje en los ojos para evitar ver a nuestros demonios que nos buscaban para bebernos.

Y nuestros cabellos trenzados…
Y el olor a ácido…



J.C.






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