¡Risas bajo el sol,
marfil genuflexiones tímidas, las manos en las cosas de la tierra...
¡Viernes!, ¡qué verde era la hoja, y qué nueva tu sombra,
las manos tan largas hacia la tierra cuando, cerca del hombre taciturno,
meneabas bajo la luz la azul corriente de tus miembros!
-Ahora te han obsequiado un rojo andrajo.
Bebes el aceite de las lámparas y robas en la despensa;
deseas las faldas de la cocinera que es gorda y olorosa pescado;
miras en el cobre de tu librea tus ojos que se han hecho embusteros
y tu risa, viciosa.
John Perse Saint
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