Seremos por siempre pricioneros
de nuestras miradas suplicantes,
bailando en el vientre de un azul sedoso
una danza de muerte que llevara
de juegos de sangre roja tierna
a pasiones en las noches,
Y cuando este todo claro,
llegara la tenacidad de las experiencias,
la lujuria que nos envuelve
y sensaciones brutales que enloquecen.
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