lunes, 29 de julio de 2013

La tierra es como un niño que sabe poemas, muchos, muchos...

En tu riqueza luces vestido sobre vestido
alrededor de un cuerpo hecho tan
solo de esplendor,
pero a la vez cada uno de
tus pétalos
es como un negar y rehusar todo ropaje,
A través de los siglos nos llega
tu perfume,
llamándonos con sus nombres
más dulces,
de pronto descansa como un
(   ) en el aíre
pero no lo sabemos nombrar,
lo adivinamos...
y va a incorporarse a él el recuerdo
que suplicamos en las horas
de evocación.

Oh tú, entronizada, para los antiguos
eras un cáliz de borde sencillo.
Para nosotros eres la flor plena e infinita
un objeto inagotable.

He
de evocarte ahora
todavia una vez, y mostrarles,
sustraída,
la hermosa compañera del grito
incallable.


Rainer Maria Rilke.



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