Un bastidor abtracto:

Me cubre la depresión cuando en una noche cualquiera en la que estoy sumergida en un bastidor abstracto, mi tubo de oleo amarillo se extingue; una ira, que se presta para el delirio se me une. Florecen lágrimas de mis ojos, infinitas. Causan inundaciones, huracanes y tormentas, crean un mar, un océano brillante de calidez.

Mi mente
Mi cuerpo


Inconscientes, se sumen en un encanto furioso que me concibe un impulso a rodear mi caja de pinturas con auxilios, pretendo embriagarme con el aceite y borrar mis penas con el disolvente, utilizar la espátula para aplastar las arañas que pueden venir del rincón, bajo la escalera de madera; pero los pinceles…

¡LOS OLVIDO!


OLVIDAR LOS PINCELES, ¡Que absurdo!


Ayer sobrevino ese triste suceso y ya hace dos meses que no he podido sostener uno de esos… la paleta lo soporta, ella es mi base, pero en aquel momento no la tenía a mi lado, estaba lejos en la parada del bus, así que convertí un papel, en mi mejor amigo.
Tuve ayuda de mi mente perturbada e hice una sublevación con colores y sentimientos:



Naranja como la presión,
Negro como el universo,
Rojo como la fogosidad,
Azul verdoso como el dolor
Y cuando llegue al calor…


No pude continuar
¡YA NO SE PUEDE, TENEMOS QUE ESPERAR HASTA EL PROXIMO MIERCOLES!

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Vivo nítida y furiosamente enamorada de este tipo fugaz y extravagante, me entregaría toda briosa en sus brazos y tocaría con el mayor gusto las praderas teñidas de sus entrañas