lunes, 16 de junio de 2014

NADIE I

Me olvidaron en éste pedazo de madera
que me arrastra por el agua
como un ángel las pulgas de sus alas.
Voy sin más riqueza que la tierra entre las uñas,
con la sangre seca de mi falda,
mis gritos desatando la codicia
de un viento que todo se lo traga.
Nadie me dijo que la vida sería una canción
donde la chinita del bosque nunca regresa…


Despojo de mi voz, nadie me mira,
entonces me vuelvo un tronco consumido,
habitado por gusanos que no se hartan.
Desnuda sobre la arena, mudo mi piel,
pero el agua ya no lame mi constelación de piedra,
ni se apiada de mis heridas la sal enmohecida de las rocas.

Nadie me mira, hicieron un pantano con mi rostro
y los cerdos se alimentan con la arena de mi lengua.
Me repudia el fango en que me hundo,
una espina de la hierba en el cuerpo de los límites,
la risa de los pozos con su boca llena de moscas.

Soy el resto de un gorrión dormido,
una canción de cuna que olvidaron las nanas.
La memoria es una barca destrozada;
en ella las palabras sumergidas
ya no me nombran.

Leidy Vásquez.



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