martes, 23 de agosto de 2016

dios es una prostituta triste y perezosa.

Más vagabunda que
la cerveza y la noche juntas,
mentirosa, regalada
ni siquiera se cuida el orgullo
básica, intranquila
ociosa
sorda
marihuana

así es dios,

con las lagrimas siempre listas,
las lagrimas
las ganas
pero nunca tiene juicios,
no condena
no renuncia
es eterna,
eternamente quieta.

Dolorosa,
siempre presente,
una carga o una fuerza,
como un dogma que somete
que esclaviza,

multiorgasmica
pero que perdió el tacto
con que llevaba al cielo
a los ríos a los gritos,
reducida
transparente

irreal

así es dios,

religiosa
llena de mantos
brumas
disimulos,


pero otra vez el cielo.




J.Clavélez.







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