martes, 6 de septiembre de 2016

La carne de tus flores será mi amor por siempre.


Tendrías que haberte ido ya
pero los escombros del corazón son inmóviles,
tu ausencia es el néctar de los besos que necesito
y un humo sin mí
podría ser tu vicio predilecto.

La carne de tus flores que se mezclaba en mi carne
ahora es tenue
y lo que eran gozos
se volvió un rosario mecánico de espinas y lágrimas
hecho regalo para una dios de estampillas

desnuda y aprendida de memoria.


J. Clavélez.







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