Me he visto obligada a morir únicamente,
Huyendo, sedienta a un no mundo
Ocupada deshaciéndome de susurros y mandamientos que inclinan,
No desahogando sueños ni la única esperanza que quedaba:
La felicidad.
No manteniendo a flote el inalcanzable no día, en una no vida
Con unos jóvenes atraídos por los placeres,
Sin ataduras, sin amargos miedos
No descendientes de generación en generación.
Nunca llegara el no día en el que la soledad
Produzca lujuria y no melancolía.
Pero sobre todo nunca llegara el no día
En el que no nos aferremos a la no locura
Trastornándonos de egoísmos,
Para poder apreciar el no amar
¡No nos unamos más!
Para así, nunca llegar al no día
En el que la muerte nos posea completos,
En un mar desierto con una corriente de naufragios
Haciéndonos nadar hasta donde acaba la marea,
Queriendo subir hasta el cielo blindado de la realidad
¡Que no llegue el no día!
En el que los mortales,
Olvidemos los sueños fugaces.
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